Pensar desde los distintos propósitos que adquiere la intervención de TIC’s en las escuelas supone desarrollar una perspectiva de análisis crítico de los mensajes que circulan por los medios, asumiendo que los medios de comunicación e información proporcionan mucho de los recursos simbólicos a partir de los cuales interpretamos y damos sentido a las experiencias que conforman nuestras vidas; construyen representaciones y contribuyen en la conformación de identidades. Esta intervención supone, además, la existencia de un sujeto que no sólo es consumidor de los productos de la industria cultural sino que también es un productor de sentido y hecho cultural, con visibilidad pública, un sujeto constructor de ciudadanía.
Si se atienden las trayectorias del vínculo escuela-medios podremos suponer que la intervención de TIC’s en las escuelas intenta trascender el pensamiento maniqueísta, los determinismos tecnológico y social para pensar el vínculo sociedad-tecnologías desde una mirada sociotécnica. Desde esta perspectiva se espera superar el binomio antagónico -cultura escolar y cultura infantil- para repensar la escuela como “el lugar donde dialogan (y a menudo luchan) concepciones contradictorias del conocimiento y del valor cultural”.
Hablar de alfabetización implica referirse a la necesidad de aprender lenguajes que no son solamente el lenguaje oral u escrito. Buckingham sostiene que la alfabetización hace referencia a la posibilidad de acceder a un código o lenguaje y también comprenderlo para usarlo creativamente.
En el mundo anglosajón, hoy se habla de «e-literacy» o alfabetización electrónica o digital para referirse a la educación que permite conformar una relación crítica, informada y productiva con las TIC’s. En una reflexión que abarca la enseñanza de la lectoescritura, las matemáticas, la informática y los medios, se señala que las nuevas prácticas de alfabetización hacen referencia a la capacidad de leer y escribir distintos tipos de textos, signos, artefactos, matices e imágenes a través de los cuales nos vinculamos y comprometemos con la sociedad en un sentido amplio.
Hoy, las prácticas de lectura y escritura requieren la comprensión de las múltiples y complejas maneras en que lo escrito, lo oral y lo audiovisual se integran en sistemas de hipertextos multimodales. En Internet, en CD-ROM, en archivos recibidos mediante el correo electrónico y en programas instalados en las computadoras personales, es posible acceder, recibir y producir diversos tipos de saberes (educativos, periodísticos, de entretenimiento, etc.) cuya presentación combina textos, sonido e imágenes en movimiento, más enlaces que permiten «saltar» de un contenido a otro y continuar la búsqueda o encontrar más información sin haberla buscado.
Se procura, así, fortalecer el desarrollo de las competencias para el uso significativo de los múltiples lenguajes y tecnologías con el propósito de formar sujetos con capacidad crítica y autonomía para utilizar de forma inteligente y democrática los instrumentos de la cultura.
La incorporación de los múltiples lenguajes de las Tecnologías de la Información y la Comunicación –TIC’s- enriquece el carácter colaborativo del aprendizaje permitiendo la interactividad, sincronismo y ubicuidad. En esta línea, como señala Gros Salvat, han surgido numerosas propuestas en los últimos años que buscan un uso de la tecnología como favorecedora y mediadora del aprendizaje: el aprendizaje basado en la resolución de problemas, el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje centrado en escenarios, los entornos constructivistas de aprendizaje, la creación de micromundos, el aprendizaje situado, las comunidades de aprendizaje, etc.
Se procura entonces la construcción de un espacio de indagación, reflexión e intercambio en relación a los conceptos de enseñanza, aprendizaje y TIC’s para que el docente fortalezca sus herramientas en la programación de la enseñanza desde una perspectiva más cercana al universo cultural de los jóvenes y a las nuevas formas de interacción social; una oportunidad para reflexionar sobre los modos de trabajar, producir y comunicar en los nuevos entornos.
“Hay que redefinir qué y cómo enseñamos. Hoy queda claro que, además de la escritura, hay otras formas de representación de la experiencia humana: la imagen, el sonido, los gestos, que son poderosas y valiosas culturalmente y que no pueden desconocerse, a riesgo de dejar de interactuar con cuestiones centrales del mundo contemporáneo. La imagen, el sonido y el lenguaje corporal organizan, en mucha mayor medida que hace dos o tres generaciones, las identidades e interacciones de niños y adolescentes. Por eso mismo, la escuela debería ser un espacio donde se las “trabaje”, se reflexione sobre ellas, y se amplíe ese universo. (…) Hay que asumir la transformación del saber que implica la impresionante producción y circulación del conocimiento en las nuevas tecnologías, y pensar en sus consecuencias”
Vincular la comunicación a la educación requiere incorporar el concepto de “competencias” que permita responder a las exigencias para desarrollar una alfabetización basada en los nuevos medios y en los nuevos lenguajes. “Si bien la escritura y la lectura no sólo se conservan sino que también acrecientan su importancia en la actualidad, crece la urgencia de reconocer el fenómeno de la comunicación y la expresión. Es necesario un proyecto pedagógico que cuestione radicalmente el carácter monolítico y transmisible del conocimiento, que revalorice las prácticas y las experiencias, que alumbre un saber mosaico hecho de objetos móviles y fronteras difusas, de intertextualidades y bricolaje. Y es en este proyecto de saber donde comienza a abrirse camino la posibilidad de dejar de pensar antagónicamente escuela y medios audiovisuales” (Martín Barbero, 1996).
Uno de los aspectos más interesantes del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s) en la educación ha sido poner en evidencia y en discusión buena parte de las teorías del aprendizaje a partir del diseño de materiales basados en tecnología. El campo de la tecnología educativa ha re-abierto muchos debates sobre las formas más apropiadas de enseñanza y sobre cómo los medios son un soporte para el aprendizaje. Las TIC’s han contribuido a desarrollar nuevas metodologías de trabajo y también han servido para recuperar viejas propuestas que en su momento no encontraron los medios o el contexto social propicio en el que desarrollarse. Sin embargo, no siempre el uso de la tecnología conduce a la innovación y la reflexión sobre el aprendizaje. De hecho, uno de los peligros habituales tal y como señala Salomon es que “lo que es tecnológicamente posible llega a implementarse y se convierte en deseable” (2000). Los avances de la tecnología se incorporan en la educación sin que haya una reflexión y un estudio sobre las repercusiones educativas de los medios. En educación, como señala Salomón, no todo lo posible es deseable y hay que dejar que la tecnología nos muestre qué puede ser realizado para que los educadores determinemos qué debe aplicarse, cómo debe utilizarse y de qué forma resulta más ventajosa para el desarrollo y el aprendizaje de la persona.
La sociedad de mediados del siglo XX y la sociedad actual poco tienen que ver y las necesidades educativas y formativas son muy diferentes. Por ello, las quejas generalizadas y frecuentes sobre la degradación del saber general de los estudiantes quizá obedezcan a un cambio en la propia naturaleza del aprendizaje debido, fundamentalmente, a la gran influencia de los medios y de la tecnología. Los medios de comunicación y las tecnologías poseen una estructura fundamentalmente lingüística. Sin embargo, ya no hay un predominio de la escritura sino de lo visual y, por ello, comienzan a apreciarse cambios significativos en los modos de aprendizaje de los alumnos (D.Tapscott, 1998). Aunque es muy difícil saber los cambios que se producirán ya que, en este momento, conviven ambos aspectos. En los centros escolares, todavía hay un claro predominio del hemisferio izquierdo aunque en el hogar los niños se educan en un medio fundamentalmente visual.
Los cambios cognitivos no son rápidos. Hemos tardado muchos siglos en conocer la influencia de la escritura en el pensamiento y no es posible saber cómo las tecnologías de la información y la comunicación van a alterar nuestra cognición. Lo que sí resulta claro es que la alteración llegará no por el hecho de usar ocasionalmente sino cuando se haya producido una apropiación de la tecnología.
Ante esta realidad, es fundamental que las escuelas propongan una relación con la tecnología digital significativa y relevante. Hay que desarrollar una “alfabetización digital”, “multimedial” que promueva otras lecturas (y escrituras) sobre la cultura que portan las TIC’s. Tal alfabetización debe permitir a los sujetos entender los contextos, las lógicas y las instituciones involucradas en la producción de esos saberes; la organización de los flujos de información, la procedencia y los efectos de esos flujos y, también, debe habilitarlos a pensar otros recorridos y otras formas de producción y circulación.
Un analista mexicano sobre la televisión, Guillermo Orozco Gómez, señala que una alfabetización mediática debería aportar criterios a los sujetos-audiencia no para apagar el televisor o «sacarle la vuelta», sino para ser más selectivos en sus televidencias, para explorarlas y explorarse a través de ellas, y así «darle la vuelta». Esto implicaría proporcionar una alfabetización al lenguaje de la imagen, que permita «ver» sus manipulaciones y estereotipos, «escuchar» sus silencios, «notar» sus exclusiones, y en última instancia, «tomar distancia» de la programación. Tal alfabetización mediática debería educar a los sujetos en la percepción de los formatos televisivos, de sus flujos y sus intentos de seducción.
Lo mismo puede decirse acerca de la alfabetización digital. No se trata de mantener apagada la computadora o de pelearse como ludditas (aquellos destructores de máquinas de principios del siglo XIX) con las redes, sino de pensar los usos y las posibilidades que se abren a partir de los nuevos desarrollos. Una vez más, lo importante no es la tecnología en sí sino lo que hagamos con ella, lo que enseñemos acerca de sus ventajas y potencialidades y, también, acerca de sus límites.
[1] Buckingham David: Educación en medios. Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea. Paidós Comunicación 158.
(2)KSHEAR & SNYDER, Teachers and Technoliteracy: Managing literacy, technology and learning in schools.
[3] DUSSEL, Inés, Southwell, Myriam. La escuela y las nuevas alfabetizaciones. Lenguajes en plural. Dossier “El Monitor” Nº 13.
[4] GROS SALVAT, Begoña. La construcción del conocimiento en la red: límites y posibilidades. http://www.usal.es/~teoriaeducacion/rev_numero_05/n5_art_gros.ht
[5] PALAMIDESSI, Mariano. Las escuelas y las tecnologías en el torbellino del nuevo siglo Capitulo 1
[6] DUSSEL, Inés, “Enseñar en el siglo XXI. Más allá de la escritura”, La Nación, febrero de 2006
[4] GROS SALVAT, Begoña. La construcción del conocimiento en la red: límites y posibilidades. http://www.usal.es/~teoriaeducacion/rev_numero_05/n5_art_gros.ht
[5] PALAMIDESSI, Mariano. Las escuelas y las tecnologías en el torbellino del nuevo siglo Capitulo 1
[6] DUSSEL, Inés, “Enseñar en el siglo XXI. Más allá de la escritura”, La Nación, febrero de 2006
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