miércoles, 17 de octubre de 2007

La comunicación, los territorios, los flujos…


“… es la identidad que se gesta en el movimiento des-territorializador que atraviesan las demarcaciones culturales pues, desarraigadas, las culturas tienden inevitablemente a hibridarse”.

Jesús Martín Barbero. Jóvenes: comunicación e identidad. Revista de la cultura de la OEI Pensar Iberoamérica. Número 0. Febrero 2002.


¿Cuál es la pauta que conecta? Es el título y el interrogante de un artículo-post anterior.
Scott Lash en Crítica de la información afirma que “la comunicación es la conexión entre lo global y lo informacional”.

La nueva economía, sostiene, es una economía de las comunicaciones: “las redes son los sitios a través de los cuales navegan los flujos (de dinero, de imágenes…) Estos flujos conquistan la hegemonía de la desterritorialización general de estructuras en instituciones. Los flujos desterritorializados acaban por solidificarse en un grupo de reterritorializaciones”.

Estos nuevos des-territorios no son nuevas estructuras, instituciones, organizaciones y sistemas orgánicos. Son en cambio entidades como las plataformas, las marcas, los no-lugares, el espacio chatarra y los sistemas cibernéticos abiertos.

Y vale aquí citar al antropólogo Néstor García Canclini quien afirma, además, que “los medios de comunicación y la industria cultural en general conforman una comunidad trasnacional o desterritorializada de sujetos consumidores”.

Antes… las relaciones
Hoy… las comunicaciones
Scott Lash analiza tambíen los vínculos a través del tiempo: “En la anterior sociedad industrial, las relaciones sociales se entablaban en la proximidad…" Y agrega "eran más difusas y duraderas…, estructuradas en narraciones. La relación social era al mismo tiempo el lazo social. Hoy…, la relación social es desplazada por la comunicación… que es intensa y de breve duración… El lazo comunicacional se establece a distancia…, sus principios rectores son la intensidad, la brevedad y la ausencia de continuidad narrativa”.

“Las relaciones laborales, continúa, se convierten en un asunto de comunicación a distancia, se vuelven más informacionales. El paso de una lógica de estructuras a una lógica de flujos es posible gracias a las relaciones expandidas que provoca la tercerización generalizada. Esta tercerización es una reterritorialización… cuando la empresa se terceriza en la casa, la familia se terceriza en otra parte… no estamos frente a la disolución de la familia sino frente a su reterritorialización… las relaciones son lineales y discontinuas pero duraderas”.

Y se plantea: “en la era de los flujos acaso sea necesario replantear lo urbano. Los flujos no significan. Trabajan. Son operacionales”.


La experiencia de choque
Lash cita a Benjamín y Schulze para sostener que vivimos en una sociedad de la experiencia, de la experiencia de choque… no significa que vivamos en una sociedad irracional, que haya menos pensamiento… Benjamin nos propone la crítica de la información que se ejerce por el pensamiento, por la experiencia de choque y no a través del significado, sino de la operacionalidad.

La paradoja de la sociedad de la información es la diferenciación e indiferenciación al mismo tiempo. El flujo anárquico más simple y la diferenciación más compleja a la vez. Homogeneidad y heterogeneidad simultáneas. La mayor racionalidad y la mayor irracionalidad. Tal es el orden de la información y su crítica.

Ya no podemos salir del flujo global de las comunicaciones a fin de encontrar un punto de apoyo sólido para la crítica. Ya no hay afuera. La crítica de la información está en la información misma.

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